A veces la teoría es relativamente sencilla, pero la pregunta es: ¿cómo consigo los resultados?
Que la fuerza y la coacción funcionan en muchos casos, no cabe duda. Funcionan sobre las necesidades o deseos de la persona de que el perro haga o deje de hacer, aunque no se tenga en cuenta al perro para nada, ni sus emociones ni sus sentimientos. Y por no extenderme en esto, digamos simplemente que «funciona». Sin embargo, dejando de lado la parte más primitiva del ser humano y centrándonos en el respeto hacia ellos, encontramos también cantidad de recursos para poder trabajar con los peludos.