¡No quiero que lo haga sólo por comida, sino porque yo se lo pido!

Que los perros respondan a nuestras señales (señales, ni órdenes ni comandos…) más allá de hacerlo por el poder de su estómago es algo que a las personas que comienzan a entrenar con su perro les quita el sueño. Continuamente vemos que con un par de repeticiones correctas, comienzan a venir los nervios y dejan de premiar al perrete cuando está haciendo exactamente lo que ellos le piden. ¿Falta de paciencia o agobio porque «sin comida no hace caso»?

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