Conviviendo con un perro con frecuencia tendemos a justificar lo que hace, a no prestar atención a señales sutiles o incluso a poner etiquetas, algunas de ellas injustificadas y que le estigmatizan el resto de su vida.
Conviviendo con un perro con frecuencia tendemos a justificar lo que hace, a no prestar atención a señales sutiles o incluso a poner etiquetas, algunas de ellas injustificadas y que le estigmatizan el resto de su vida.