En la maravillosa relación entre personas y perros, es imposible comenzar a explicar una unión tan potente sin aludir al hecho de que lo primero es formar un equipo. El equipo trabaja para los mismos fines, rema incansable en una misma dirección, se apoya mutuamente, se motiva, se fortalece y crece con cada gesto y con cada problema a solucionar. El equipo se siente y se respeta, y pone su plena confianza al servicio, precisamente, del propio equipo, y cuanto más enlazado se siente, más ganas de seguir formando equipo tiene.