La relación entre los humanos y sus perros está llena de amor y complicidad. Sin embargo, una de las principales críticas que nos hacen a los que compartimos nuestra vida con peludos/as es que los tratamos como si fuesen personas. Incluso por parte de profesionales del sector. Porque no son personas y es un error tratarlos como tal. Esta confusión se origina por dos conceptos clave: el antropocentrismo y la falta de comprensión sobre la naturaleza de los perros.
 
				