¿Piensas hacer running con tu perra? Antes de empezar, descubre por qué esta actividad puede generar estrés y problemas de conducta. Te contamos los riesgos y las alternativas.
Más de una vez me han preguntado si se puede salir a correr con el perro, y cómo hacerlo de forma segura. Mi respuesta inicial suele ser: «pregúntale a tu perro«. Y es que lo primero y más fundamental es observar si realmente le gusta o no. Si la respuesta es no (lo que es bastante probable), mi consejo es claro: mejor sal a correr a solas.
Pero la realidad es más compleja. En este artículo no vamos a hablar de cómo empezar a hacer running con tu perro, sino de algo mucho más importante: los riesgos y los efectos perjudiciales que esta práctica puede tener si no se realiza con consciencia y conocimiento.
1. ¿Disfrute real o simple gregarismo? La psicología detrás del «running» canino
Que tu perra corra a tu lado no significa que se lo esté pasando bien. Es muy probable que no quiera perderte de vista y te siga por una simple conducta gregaria, similar a la que le impulsa a huir o a perseguir una presa. No es una elección, es un instinto.
Eso si va suelta, porque hay mucha gente haciendo running con el perro con correa, corriendo a su lado probablemente para evitar los tirones de correa que se lleva si se queda atrás o si se para. Sí, es posible que tu perra corra a tu lado porque lo has trabajado en positivo, reforzando y premiando, pero eso no significa que le guste. Correr por correr, sin un objetivo lúdico, es una conducta muy humana. Ningún animal en la naturaleza lo hace sin un motivo claro. Asegurémonos de no estar siendo antropocentristas.
2. El mito de «quemar energía»: más estrés, menos calma
Uno de los motivos más esgrimidos para salir a correr con el perro es quemar energía y «cansarlo para que esté tranquilo en casa«. Paradójicamente, lo que se consigue es justo lo contrario. Sometemos al animal a un pico de actividad muy alto, liberando adrenalina y cortisol (la hormona del estrés), y luego entra en casa a 10000 revoluciones por minuto, y
no sabe cómo parar. El resultado: un perro estresado, con el sistema nervioso revolucionado y sin herramientas para gestionar esa sobreexcitación.
Además, generamos un atleta que cada vez va a tener mejor forma física y vas a necesitar más tiempo de actividad para “agotarlo”. Los perros necesitan actividad física,
(cada uno de un nivel distinto), pero el autocontrol y el equilibrio emocional no se consiguen a base de agotamiento.
3. Correr no sustituye al paseo: la necesidad de explorar y olfatear
También es importante indicar que salir a correr no sustituye para nada el paseo. Elegir la ruta, la velocidad, olfatear el entorno, parar para gestionar el entorno, hacer pis y caca en los sitios apropiados, poder analizar estímulos nuevos… son las cosas que una perra sí disfruta seguro cuando sale a la calle. Cuando cambiamos esta experiencia por correr en línea recta sin pausa, le estamos privando de una de sus necesidades fundamentales.
4. El deterioro social: por qué correr puede dañar sus habilidades caninas
Pero por encima de todo, bajo mi punto de vista, está el aspecto social. Especialmente cuando la gente corre por la calle o por parques con su perra, está provocando acercamientos directos y a toda velocidad entre perros. Un perro que va corriendo no puede gestionar su velocidad, su posicionamiento ni su comunicación al cruzarse con otro. Su única preocupación es seguir a su guía.
Esto va a deteriorar sus capacidades sociales por no tener interacciones sanas, además de que puede empezar a “caer mal” a otros perros: un acercamiento directo, a la carrera, con la mirada fija hacia adelante, etc… es una señal muy agresiva en el lenguaje canino. ¿Las consecuencias?
- Tu perro no puede socializar de forma sana (y es probable que quiera hacerlo).
- Las pocas interacciones que tenga serán probablemente negativas, dañando su «prestigio social» y pudiendo generar reactividad.
- Puedes estar perjudicando gravemente al otro perro, especialmente si tiene miedos o reactividad.
- Y todo esto sucede, habitualmente, sin ninguna supervisión por parte de la persona, que va pendiente de su carrera.
No es imposible correr con tu perro o tu perra de forma respetuosa, pero has de tener en cuenta muchas cosas y trabajarlas bien: ver si le gusta, tener un control permanente del entorno y la situación, hacerlo como una actividad que se suma a todas las que debe hacer una perra y valorar permanentemente el nivel de estrés de nuestra compañera o compañero peludo.
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