Los perros muy sociables, pero también los inseguros e incluso los aburridos, aquellos que tienen energía desbordada y no canalizada, suelen darnos ciertos quebraderos de cabeza cuando esperamos que llegue una visita a casa. Hoy me voy a centrar en aquellos perros deseosos de saludar, impacientes por recibir a nuestros amigos o familiares con la mejor disposición… aunque ésta con frecuencia sea excesiva para nosotros o para los que llegan.
Suena el timbre, ¡empieza la revolución!
Posiblemente el timbre sea el desencadenante, pero lleves casi todo el día dándole información a tu perro de que algo importante va a pasar. La preparación del aperitivo, los movimientos rápidos en los momentos previos a que lleguen los invitados, pues has dejado las cosas para el último momento, te has vestido y perfumado de forma diferente, quizá estés con más nervios de lo habitual… Todo eso tu perro lo percibe, y le causa, cuanto menos, curiosidad.