Hoy me gustaría hablar sobre el papel de los/as perros/as en las Intervenciones Asistidas con Animales. Siento la necesidad, porque nos queda mucho recorrido para hacer llegar a los centros y a las entidades con las que empezamos a trabajar cuál es el rol que hace el perro en nuestras sesiones.
Y es que no somos personas cuya ocurrencia nos lleva a pasearnos con una perra de acá para allá y entretener a cualquiera, sino un equipo de profesionales multidisciplinares con un saber hacer y una metodología concreta, donde apoyarse para conseguir unos objetivos concretos. ¿Te sorprende? Sigue leyendo.
Y entonces, ¿por qué un perro en sesión?
Es cierto que en nuestro trabajo habitual se conoce y se valora precisamente ese papel de los perros de intervenciones. Pero hoy me centro en quiénes aún esperan de nuestras sesiones que nuestros perros de terapia y educación estén disponibles para el uso y disfrute de los usuarios, ¡completamente al margen de los objetivos de la sesión o el programa!
Los perretes son, ni más ni menos, facilitadores de nuestros objetivos. No son perros que lo tengan que aguantar todo (aunque lo aguanten), que nunca se enfaden (aunque no les falten motivos) o que deban estar como centro de la actividad, con caricias, manipulación o cepillado continuo (aunque todas las miradas vayan hacia ellas).
Y es que las Terapias Asistidas con Animales nada tienen que ver con llevar a un perro para que haga un «show» donde poder pedir 40 habilidades distintas para llevar a cabo la sesión. Tenemos perros cuyas más complejas habilidades son sentarse y tumbarse, y también tenemos los que saben hacer decenas de trucos distintos… aunque nunca los muestran en sesión. Y es que nuestros perros no nos acompañan a una intervención para demostrar la cantidad de cosas que saben hacer; la selección de estos perros tiene más que ver con la parte emocional, sensitiva, el equilibrio y la resiliencia.
Nuestros perros actúan como catalizadores emocionales y son una clara fuente motivacional de excepción para la ayuda complementaria de las intervenciones, para la consecución de unos objetivos generales y específicos de cada grupo o cada persona individual. Si dentro de estos objetivos, el enriquecimiento con habilidades y trucos caninos ayuda, entonces bienvenido sea.
Y lo digo yo, que antes que ser profesional de las intervenciones Asistidas con Animales he sido (y sigo siendo) adiestradora canina y multiespecie, y técnica en modificación de conductas. Es decir, disfruto con cada adiestramiento, cada habilidad o cada entrenamiento con animales. Me encanta enseñarles nuevos comportamientos… ¡pero no tengo que usarlos si no vienen al caso!
Así que, para todas esas personas o entidades que aún piensan, sin haber profundizado mucho en cuáles son los beneficios de que un perro nos acompañe a sesión, que estamos dando un paseo con los perros y que no hay nada terapéutico o educativo en ello, les digo: ¡piénsalo de nuevo!
Será la mejor manera, también, de que se valoren los precios que establecemos y no tiremos a la baja para equiparar con servicios poco profesionales y con una formación profesional inexistente o deficiente.
Con todo mi cariño…
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