La mentirijilla de las gallinas camperas

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Siempre creí que las gallinas camperas tenían una gran vida… Hasta que aprendí sobre mis gallinas y sus necesidades, y entonces descubrí que no era verdad. La idea es buena, pero la ejecución no tanto.

Sé que viven infinitamente mejor que en las granjas con jaulas, de las cuales directamente no voy ni a comentar, pero su alimentación se suele basar en el pienso de cereales y no en hierbas o bichos. Esto es lo que venía a mi cabeza cuando decía en voz alta «compra los huevos camperos«. Camperos, de campo, de terreno, lleno de verde y flores, de insectos, rocas y árboles.

¿Y qué necesita una gallina?

Cuanto más conozco a mis gallinas y veo el repertorio de comportamientos que tienen al poder disfrutar del exterior, resguardándose del sol y de rapaces depredadoras entre los árboles y arbustos o en su propio gallinero, eligiendo esta o aquella hierba y retozando con sus adorados baños de tierra, más me estremece dar por buena una etiqueta sin mirar más allá del lugar donde he estado comprando huevos durante muchos años.

Cuando comen, estar muy próximas puede crear conflicto y agredirse. Si bien no son agresiones a muerte, las estresa y puede hacer que estén mucho más esquivas e inseguras con el resto del entorno. Por eso, 4m2 de terreno por gallina, es a mi parecer completamente insuficiente.  ¿Por qué? Para empezar, y solo basándome en su alimentación, ¿cuántos días puede durar un trocito verde de 4m2 para dar de comer a una gallina? Poco, muy poco. No llega ni para una docena de huevos… Claro, si luego la alimentación es con pienso (ojo, que se da en cualquier caso, pero no como parte del 99,9% de su dieta), pues llámale camperas, pero no son lo que yo tenía en la cabeza.

gallina campera andaluza mirando a cámara con fondo verde de campo

Buscar comida debajo de una piedra que ellas mismas levantan, revolotear para llegar más rápido a por algún bichillo por allí, acicalarse hoy en esta roca, mañana en la caseta de alambre, pasado en esta madera dentro del corral… Descansar al sol, o a la sombra, beber de esta agua corriente o marcharse al bebedero del otro lado del terreno… En definitiva, tomar decisiones y tener estimulación ambiental para ejercitarse físicamente.

Las gallinas no tienen comportamientos de juego. Comen, se acicalan, ponen huevos, y descansan. Y esos comportamientos dan para mucho, pero no para salir al terreno y darse unas carreras por gusto. Es decir, si el terreno no tiene dónde buscar comida (las lombrices en un terreno muerto, no existen), ¿para qué van a salir? Ójala, al menos, pongan pienso en el exterior para que picoteen y se muevan (pero otras aves o pequeños animales pueden acercarse, y entre otras cosas, deja de ser rentable para producción).

¿Un cuidado deficiente está justificado por una reducción de precio?

Y es que el bienestar animal no debería tener que estar reñido con la alimentación. Soy consciente de que cuesta más dinero, incluso en estos tiempos de subida generalizada de los precios. Pero también soy consciente de la cantidad de alimentos que tiramos día a día y en cada comida precisamente porque son baratos. Si de verdad la comida reflejara en el precio lo que es una vida, lo que es un cuidado exquisito y respetuoso, una dedicación de los tiempos y los entornos, entonces no habría un «aparto el pollo de la paella porque ha salido seco«, o «echa pimiento que luego yo lo dejo en mi plato» («y lo tiro«, claro).

Sé que hay muchas casitas con gallinas donde viven muy bien, y muchos/as productores/as que se escapan de la ley, dando mucha mejor calidad de vida de lo que es «obligatorio» para que sean «ecológicas» o «camperas» (muy diferente, por cierto). Pero también sé que hecha la ley, hecha la trampa, y hay muchas gallinas camperas que por la cantidad de animales que hay en las naves y el tiempo que tienen para salir al exterior, nunca lo hacen.

Así que me siento muy feliz de haber respetado los tiempos de mis gallinas camperas y de no haber comprado una sola docena de huevos en todo el año, a pesar de los meses en los que no hay puesta. No cuesta tanto esperar cuando la calidad que viene ahora, sin luz artificial, pienso de estimulación de la puesta, ni hacinamiento, es espectacular.

Sobre la autora


Miriam Sainz

Técnica y Experta en Intervenciones Asistidas con Animales, Educadora Canina especialista en conducta y entrenadora multiespecie. Integradora Social. CEO de Sentido Animal.

Miriam SainzLa mentirijilla de las gallinas camperas

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