Cómo proteger a tu perro en la temporada de espigas: estrategias y consejos

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¿Primero las orugas y ahora las espigas? Sí, ya estamos de lleno en la temporada de espigas, ese periodo en el que esos pequeños y traicioneros fragmentos de plantas secas pueden convertirse en una pesadilla para ti y tu perrete. La temporada de espigas varía según la geografía, pero generalmente se extiende desde la primavera hasta el final del verano, cuando las temperaturas son más cálidas y el clima es seco. Si además combinamos con que ha habido lluvias más o menos abundantes al inicio de la primavera o final del invierno, aún proliferará mucho más.

Este artículo está pensado para ayudarte a entender y combatir los riesgos asociados con las espigas de una manera amena pero efectiva. ¡Acompáñame!

Espigas PPP: Pequeñas Pero Peligrosas

Imagina pequeñas flechas diseñadas por la naturaleza que se clavan en el pelaje de tu perro/a cada vez que salen a explorar. Sí, así de irritantes pueden ser las espigas durante los meses cálidos y secos. Estas se desprenden fácilmente de las plantas y se adhieren a cualquier cosa que rocen, incluyendo a tu compi de 4 patas cuando está disfrutando del aire libre. Lo malo viene después, cuando empiezan a migrar hacia áreas más sensibles como oídos, narices y ojos, o peor aún, perforan la piel y viajan a lugares donde pueden causar serios problemas de salud.

¿Cómo saber si tu perro tiene una espiga clavada?

Estos son algunos de los indicadores de alerta que debes vigilar:

  1.  Rascado insistente o sacudidas de cabeza: es común ver a los perros sacudiendo sus cabezas o rascándose más de lo usual durante la temporada de espigas. Esto se debe a que las espigas, al adherirse al pelaje, pueden desplazarse hacia lugares incómodos como los oídos o detrás de las orejas. En ocasiones pueden inclinar la cabeza hacia un lado para intentar aliviar la molestia o el dolor que una espiga incrustada podría estar causando.
  2. Lamido o mordisqueo de una área específica: si observas que tu perro se lame o mordisquea intensamente una parte de su cuerpo, es probable que esté tratando de aliviar alguna molestia causada por una espiga (o de una herida o picor de alguna planta o parásito). Las espigas pueden clavarse en los espacios entre los dedos, las axilas o cualquier pliegue de la piel, causando irritación e infecciones.. Este comportamiento persistente es una clara señal de que algo no está bien. Deberías revisar la zona con atención para encontrar y retirar cualquier espiga. A veces el propio lamido hace que la espiga continúe su camino y sea imposible sacarla, o puedas sacar sólo una parte porque se rompa y el resto quede dentro.
  3. Inflamación o enrojecimiento: la presencia de espigas puede causar reacciones inflamatorias visibles en la piel de tu perra. Si notas enrojecimiento o hinchazón, especialmente en áreas donde el pelo es más fino o incluso si no tiene pelo, o en las patas, es necesario que inspecciones con atención. Las espigas, al penetrar la piel, no solo causan dolor, sino que también pueden abrir la puerta a infecciones bacterianas que fomentan la inflamación. Acude a tu clínica veterinaria de confianza para asegurar que cualquier cuerpo extraño sea extraído de manera segura y para recibir tratamiento si es necesario.
  4. Estornudos repetitivos o secreción nasal excesiva: las espigas son lo suficientemente pequeñas y agudas como para terminar alojadas en las fosas nasales de tu perro. Si empiezas a notar estornudos frecuentes o una secreción nasal continua, es posible que una espiga esté causando irritación en la nariz de tu compi de 4 patas. Este tipo de situación puede ser particularmente incómoda y peligrosa, ya que el intento de expulsar la espiga mediante estornudos puede hacer que se desplace más hacia adentro, lo cual complica su extracción y aumenta el riesgo de infecciones.

Estrategias de prevención: evitar es mejor que curar

Aquí te dejo algunos consejos clave para que esta temporada de espigas la llevéis, tu perrete y tú, de la mejor forma posible:

  1. Revisión después del paseo: ¡Tómalo por costumbre! Revisa bien su pelaje y las zonas más vulnerables como orejas o zonas interdigitales, sobre todo si han estado en zonas de mucha vegetación.
  2. Elige bien tus rutas: Si puedes, evita áreas donde sabes que las espigas abundan. Mejor prevenir que ir corriendo al veterinario…
  3. Pelo corto, mucho mejor: Considera la posibilidad de darle a tu perra/o un corte de pelo veraniego. Menos pelaje donde se puedan enganchar las espigas significa menos riesgos. Por supuesto, no a todos los perros se les debe cortar el pelo, pero si el tuyo es uno en los que es aconsejable, ¡visita a una peluquería canina de confianza!
  4. Accesorios de protección: Desde botitas hasta cobertores faciales, hay varias opciones para proteger a tu perro de estas invasoras naturales. ¿Me gustan? No, no mucho… principalmente porque se suelen usar sin ningún tipo de desensibilización o pequeño adiestramiento para el perrete. Pero bien utilizadas y en según qué contextos, puedes ayudar mucho.

Actúa a tiempo: qué hacer si una espiga se clava

Si durante una revisión detectas una espiga clavada en un lugar accesible de tu perro, puedes intentar retirarla con pinzas. Es fundamental que actúes con delicadeza y precisión para evitar empujar la espiga más hacia adentro. Asegúrate de tener buena iluminación y, si es posible, que alguien te ayude a calmar a tu perro y mantenerlo quieto durante el proceso.

Al usar las pinzas, toma la espiga lo más cerca posible de la entrada en la piel y tira de ella en línea recta para evitar que se rompa. Si la espiga se rompe y una parte queda dentro de la piel, no intentes extraer el fragmento restante, ya que esto podría empeorar la situación.

Pero la espiga puede estar en un lugar complicado o demasiado profundo como para verla claramente, o en áreas sensibles (oídos, ojos, dedos..). En estos casos, el intento de extraerla por tu cuenta podría causar más dolor y daño a tu perro. La mejor decisión es llevar a tu compi al veterinario inmediatamente. Las/os profesionales tienen las herramientas y la experiencia necesarias para manejar estas delicadas situaciones sin causar mayores complicaciones.

Lamentablemente, una espiga no va a desaparecer por sí sola y rara vez saldrá al exterior sin intervención. Cuando parece que una espiga se está moviendo hacia fuera por sí misma, suele ser porque está migrando a través de los tejidos, buscando una salida. Este proceso puede causar la ruptura de la piel desde dentro hacia fuera, lo que no solo es muy doloroso, sino que también aumenta el riesgo de infección. Una espiga que migra puede abrir caminos a través de los tejidos que son perfectos para que las bacterias entren y provoquen una infección.

Es esencial no subestimar la gravedad de una espiga clavada. Incluso si el área afectada parece pequeña, las complicaciones pueden ser significativas y pueden llevar a problemas de salud más graves. Por eso, actúa a tiempo y busca atención veterinaria para asegurar la salud y el bienestar caninos durante esta temporada.

Resumiendo…

Aunque la temporada de espigas es parte del ciclo natural, no tiene por qué convertirse en un problema si estás bien preparada. Estar informada sobre los peligros, reconocer los signos de alerta y seguir medidas preventivas efectivas son tus mejores herramientas. ¡No dejes que las espigas arruinen los momentos divertidos al aire libre!

Sobre la autora


Miriam Sainz

Técnica y Experta en Intervenciones Asistidas con Animales, Educadora Canina especialista en conducta y entrenadora multiespecie. Integradora Social. CEO de Sentido Animal.

Miriam SainzCómo proteger a tu perro en la temporada de espigas: estrategias y consejos

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