En el apasionante mundo de la educación canina, el verdadero arte está en crear un entorno estimulante y enriquecedor durante el entrenamiento, donde el refuerzo intrínseco sea la clave del éxito. En este artículo, exploraremos cómo desarrollar este enfoque desde los cimientos, brindando a nuestros compis de cuatro patas una experiencia de aprendizaje gratificante y en sintonía con sus necesidades individuales.

Estableciendo las bases del Refuerzo Positivo

Al comenzar el entrenamiento, es crucial establecer una alta tasa de refuerzo, recompensando cada comportamiento deseado de manera consistente y oportuna. Esta práctica ayuda a que el perro asocie positivamente el ejercicio con la sensación de logro y placer, sentando las bases para un aprendizaje duradero.

Y pese a que éste debe de ser un objetivo muy claro cuando estamos entrenando con un perro (o con cualquier otra especie animal), es un proceso que se tiene que ir construyendo. No ocurre de la noche a la mañana ni en un par de sesiones de adiestramiento canino. Ocurre cada día un poco más, con constancia y consistencia, con una buena actitud y ejemplo emocional para nuestra perra.

Cultivando la motivación intrínseca

A medida que avanzamos en el proceso de entrenamiento, nuestro objetivo es cultivar una motivación intrínseca de los animales con los que entrenamos. Queremos que se sientan empoderados y entusiasmados por participar en las sesiones de adiestramiento, incluso sin la promesa de recompensas externas.

Esto no es una quimera, es algo que en realidad supone la base de un ejercicio sano y estimulante. Y es así tanto para el perrete como para quien guía de manera profesional el entrenamiento.

Tampoco significa que, llegados al punto de tener una fuerza del refuerzo similar tanto con la comida como con el propio ejercicio que se pide, tengamos que eliminar la comida del entrenamiento porque es muy fácil comenzar a caer en la extinción sobre todo si no somos muy precisos a la hora de valorar las señales y las intensidades de respuesta de nuestro animal. Tener una motivación intrínseca no siempre es igual a no necesitar nada de ayuda que refuerce «desde fuera». Y no sólo pienso en comida… ya hemos hablado otras veces de los tipos de refuerzos que podemos tener con nuestros perros.

Dicho de una manera más sencilla, tendremos que empezar con mucho refuerzo al principio (y cuando hablo al principio me refiero a  decenas o cientos de sesiones de entrenamiento) donde el animal entienda el propio momento de entrenar como uno de sus momentos favoritos del día.

Priorizando el bienestar canino

Cuando llegue el momento de empezar con una razón o intervalos variables en nuestros refuerzos, aumentaremos la motivación con una expectativa muy alta. Tendremos posiblemente que corregir aumentos de excitación demasiado elevados para continuar con un entrenamiento positivo amable y basado en el bienestar del perro.

Es importante recordar que el bienestar del perro siempre debe ser nuestra principal prioridad durante el entrenamiento. Debemos estar alerta a las señales de estrés o incomodidad, y ajustar nuestro enfoque en consecuencia. El entrenamiento canino no se trata solo de enseñar trucos, habilidades o comportamientos. Se trata de construir una relación sólida y equilibrada basada en el respeto mutuo y la comunicación efectiva.

En resumen…

El camino hacia un adiestramiento canino efectivo y gratificante comienza con la creación de un ambiente donde nuestros perretes se sientan valorados y comprendidos. Al priorizar el refuerzo intrínseco y el bienestar del perro, no solo estamos cultivando habilidades de obediencia, sino también fortaleciendo el vínculo único que compartimos con ellos. ¡Que cada sesión de entrenamiento sea una oportunidad para crecer juntos/as y celebrar el maravilloso mundo de la educación canina!

Descárgate aquí la guía del Refuerzo Intrínseco y Bienestar