Uno de los mayores retos con los que me he encontrado en mi vida profesional como Educadora Canina ha sido tener que bajar de peso a mi perra Sasha. Ella ha sufrido como nunca, y yo me he desesperado mientras me invadía una inmensa pena. Un camino lleno de altibajos, pero también de aprendizajes y momentos únicos.
La buena noticia es que no ha sido imposible, aunque sí una continua montaña rusa y un esfuerzo constante que con frecuencia era en vano cuando con un mínimo descuido, un filete, una barra de pan o unas tostadas desaparecían «misteriosamente»… para terminar en el estómago de mi pequeño estómago peludo. ¡Te cuento mis estrategias!