Muchos son los perros con los que he tenido contacto a lo largo del tiempo, y muchos de ellos lamentablemente estaban abandonados a su suerte en una protectora.
Casi todos ellos me han enamorado de alguna u otra manera, y varios me han llegado tan dentro que he tenido que hacer esfuerzos considerables para no llevármelos a casa. Muchas lágrimas he soltado de alegría mezclada con pena al decir adiós a algunos de ellos cuando iban a una nueva casa, a una nueva vida, a un nuevo hogar.