En el mundo canino, la pelota no es solo un objeto de juego; para muchos perros, se convierte en el centro de su universo. Este fenómeno, que a primera vista puede parecer inofensivo e incluso adorable, encierra una realidad más compleja. Cuando un perro desarrolla una obsesión por la pelota, no solo cambia su comportamiento durante el juego, sino que también afecta a su interacción con el entorno y con otros seres vivos.
En este artículo, exploraremos las diversas facetas de esta obsesión y cómo puede llegar a influir en la salud mental de nuestros compis caninos.